Mientras que la primera película de
Jurassic Park fascinó al mundo entero, lo cierto es que la secuela no cuajó de la misma forma.
Jurassic Park 2: El mundo perdido alejó el foco del Dr. Grant y lo puso en el extravagante personaje del matemático
Ian Malcolm, el cual volvió a estar encarnado por el carismático
Jeff Goldblum.
Evidentemente, un videojuego para
Sega Saturn y
PlayStation llegó al mercado para deleitar a los jugadores de 1997. Desarrollado por DreamWorks Interactive y publicado por Electronic Arts, el proyecto nos permitía controlar a cinco personajes, entre dinosaurios y humanos, para sobrevivir en las instalaciones de InGen repletas de seres prehistóricos.
Una obra que no ha pasado a la posteridad precisamente, pero si hay un hecho rescatable del mismo es el final secreto que contenía. Si eras tan afortunado de lograrlo tras recoger todas las fibras de ADN, verías el siguiente secuencia en pantalla.
Si puedes oírme, ¡alegrías! ¡Muy bien, muy bien! Lo lograste, lo lograste. Pasaste todo ese tiempo y ahora has terminado. Lo hiciste. Eso sí que es un logro.
Dios mío, miraste a un carnívoro de seis metros directamente a los ojos y viviste para contarlo. Vaya que eres algo especial.
Ahora, ¿sabes qué deberías hacer? Apaga esto, por el amor de Dios, y sal afuera. Respira aire fresco, llama a alguien del sexo opuesto ya sabes de qué hablo. Hay una vida entera allá afuera para ti.