No todas las grasas son iguales, por lo que no se pueden meter en el mismo "saco del demonio" a todas. Más allá de las grasas trans, las que llevan los ultraprocesados y hay que evitar a toda costa, encontramos grasas saturadas y grasas insaturadas (monoinsaturaas y poliinsaturadas). Los conocidos ácidos grasos omega-3 pertenecen a la familia de las grasas poliinsaturadas, las que han demostrado ser una opción dietética espectacular para la salud. Este tipo de grasas son vitales a lo largo de la vida, incluso antes de nacer.
Los PUFA n-3, el nombre técnico de los ácidos grasos poliinsaturados omega 3, contribuyen al
desarrollo neurológico del bebé durante el embarazo y puede mejorar una serie de parámetros, como la reducción de parto prematuro. Esa es la razón por la que a las
embarazadas se les recomiendan alimentos como el pescado azul durante las semanas de gestación.
El pescado azul, los frutos secos, las semillas y el aceite de oliva virgen extra son los más importantes fuentes de PUFA n-3. Las directrices actuales recomiendan la ingesta, al menos, de dos a tres porciones de pescado por semana durante el embarazo para llegar a un promedio de al menos 500 mg/día de PUFA n -3 o 200 mg/día de DHA (ácido docosahexaenoico, un tipo de ácido graso omega 3).