En 2015,
Microsoft llamaba a
Windows 10 "la última versión de Windows". Y no, no lo decían porque en ese momento hubiera sido la última versión en llegar al mercado, sino en referencia a que ya no habría más versiones de
Windows. Es decir, que 10 sería el último sistema operativo de escritorio nacido de
Microsoft como parte de la saga. Eso sí, el último pero vivo y en constante evolución como gran clave.
Por todo esto, prácticamente nadie podía esperar la existencia de
Windows 11.
Microsoft había hablado de la evolución del sistema hacia otras formas como
Windows 10X, para cubrir necesidades como las pantallas dobles o los plegables, pero no de un nuevo
Windows "grande". Hasta que
Windows 11 se hizo oficial. Al principio, no nos lo creímos. E incluso cuando se hizo oficial, empresas y medios siguieron sin verle el sentido respecto a un
Windows 10 más maduro que nunca en el que ya se esperaban para final de año muchos de los cambios de 11, como un nuevo estilo visual y bordes redondeados.
Ante todas estas dudas, a la inquietud que tanta gente se hizo: "¿Por qué existe
Windows 11?"
Estas fueron las palabras literales de
Microsoft (en boca de Wangui McKelvey, GM de
Microsoft 365) al respecto del sucesor de
Windows 10, pronunciadas en el evento en que han anunciaron nuevas funciones para el sistema hace ahora dos años:
"Cuando anunciamos una nueva versión de
Windows [en referencia a 11], eso os sorprendió a algunos de vosotros.