El alcohol es algo cultural que está presente en muchos eventos y mesas  compartidas de nuestros días. Sin embargo la generación Z ha decidido que esto ya no es necesario y ahora los jóvenes nacidos entre 1997 y  2012 prefieren mantenerse sobrios: han puesto de moda algo que
Steve Jobs ya practicaba hace años.
Según un informe de
World Finance los
Gen Z beben de medio un 20% menos que las Millennials, quienes ya bebían menos que sus predecesores.
Una encuesta de Gallup de 2023 lo confirma: el porcentaje de adultos menores de 35 años que afirman beber ha caído 10 puntos porcentuales en dos décadas: del 72 al 62%, y la tendencia sigue a la baja.
La generación Z está perdiendo una habilidad que la humanidad tiene desde hace 5500 años: afecta la memoria, la comunicación y el rendimiento cognitivo
En primer lugar, este fenómeno se entiende porque el 86% del generación Z Â considera que es salud mental es tan destacado como su salud física, y ello influye a la hora de decidir si tomar alcohol. Esto no significa que se trate de jóvenes aburridos, sino que simplemente han decidido priorizar.
Entre perder una noche de fiesta o luego perder un día entero por una gran resaca los
Gen Z eligen lo primero, ya que por unas horas de euforia artificial no sacrifican la productividad de un día o el bienestar en casa. Un trato que, para esta generación obsesionada con aprovechar cada minuto, simplemente no compensa.