La idea era buena. Al menos sobre el papel. Hace unos días
Lidl decidió hacer las delicias de los amantes del cacao sacando a la venta, de forma muy limitada, su propia versión del "chocolate Dubái", un delicatessen a base de cacao, pistacho y kadayif turco que a pesar de su corta vida ha logrado alcanzar el santo grial del marketing moderno: la viralidad en redes. Para más inri, muy por debajo de lo que cuestan las de la marca que las ha popularizado, Fix Dessert Chocolatier.
El problema es que la oferta de
Lidl duraba solo unos días. Y eso desató un furor chocolatero, con colas en los súper, madrugones, cabreos y también algo de especulación.
Obsesión chocolatera. Que el chocolate levanta pasiones no es una novedad. Si de lo que hablamos es de "chocolate Dubái" sin embargo la pasión se convierte directamente en viralidad y obsesión. Aunque el fenómeno que hay en torno a él es relativamente reciente y arranca luego de que en 2021 Fix Dessert Chocolatier combinara en una tableta los sabores de Oriente Medio con el chocolate clásico, en solo unos años el dulce de origen dubaití se ha ganado una legión de fans.
Donde hay una obsesión strong> Hay un buen negocio. Y eso no ha tardado en comprenderlo Fix Dessert, pero también otras empresas que han buscado la forma de aprovechar el enorme interés por estas onzas de chocolate rellenas de pistacho.