El
ejercicio físico es medicina. Una nueva publicación científica suma otra razón más para agregar movimiento a nuestros días: el papel protector del
ejercicio aeróbico en el cerebro. Al practicar
ejercicio físico se generan diferentes mecanismos que afectan directamente a nuestro cerebro y a frenar su deterioro. El envejecimiento pasará por todos, pero el
ejercicio físico puede ralentizar, al menos en parte, sus efectos a nivel neurológico.
Un nuevo
estudio dirigido por científicos británicos y brasileños arroja esperanza en la prevención y tratamiento del
Alzheimer. A los muchos beneficios que ya ha demostrado extensamente el
ejercicio aeróbico, se añade su papel protector de células cerebrales sanas y el restablecimiento del equilibrio en el cerebro envejecido.
La investigación publicada en Brain Research comprobó como el
ejercicio físico afecta a los marcadores clave del Alzheimer: placas amiloides, ovillos de tau y acumulación de hierro en las células productoras de mielina conocidas como oligodendrocitos.
El
estudio fue llevado a cabo en roedores que realizaban
ejercicio aeróbico de manera controlada. El efecto de esta actividad hizo que esos marcadores clave en el
Alzheimer se redujeran de manera significativa, lo que se asocia a un menor riesgo de desarrollar la enfermedad o unos efectos reducidos.