Soy millennial, la última generación que nació y vivió su adolescencia a la vieja usanza. Así, recuerdo que mi primer móvil llegó a mis manos cuando tenía 16 años y pusieron internet en casa en mi época universitaria. A partir de mi generación, las posteriores pueden considerarse completamente nativos digitales, esto es, la generación Z y la
Alfa. Habida cuenta de este dato, cabría esperar altas habilidades en entornos digitales de la generación Z. No es el caso.
Porque sí, la generación Z ha crecido con un móvil en la mano y el uso de internet y las redes sociales están compuestas en su día a día y hacen tanto uso de ella que hasta se está deteriorando una habilidad milenaria humana como escribir a mano, pero sufren a la hora de enfrentarse a herramientas digitales clásicas en forma de software como Outlook o
Excel.
Esto no nos pilla por sorpresa, considerando que hay profesorado que dice de ella que es analfabeta con los ordenadores y que sufren a la hora de enfrentarse a una impresora o teclado. Sin ir más lejos, se les atragantan atajos de teclado tan míticos como copiar y pegar o abrir un informe de
Word. El problema parece estar en el uso de los ordenadores y programas míticos del entorno ofimático.