El envejecimiento es imparable, pero eso no significa que no podamos regular, hasta cierto punto, su velocidad. Una persona con malos hábitos hará correr el reloj del envejecimiento más rápido, lo que significa que puede cursar enfermedades asociadas como un ataque cerebral, conocido comúnmente como ictus. Este tipo de alteraciones pueden quedar en un susto o tener consecuencias muy graves, incluso la muerte.