Los mapas han sido, están siendo y serán, una pieza clave en la historia de la humanidad. Los cartógrafos llevan miles de años perfilando la tierra de nuestro planeta, una silueta que ha ido cambiando a lo largo de los siglos y con Europa y
Asia como los protagonistas indiscutibles en la cartografía. Sin embargo, a partir del siglo XVI, la obsesión cambió al oeste: ahora queríamos cartografiar América.
500 años antes, exploradores nórdicos ya pisaron el continente Americano, alcanzando las costas de lo que hoy es Canadá y parte de Estados Unidos y plasmando su visión en un mapa. Este archivo vikingo refleja a la perfección esa "perfección" de la silueta europea y el boceto, o la mancha, que era el continente americano.
Y, entre todos los mapas incipientes de América, puede que el más intrigante sea el de Piri
Reis. El motivo es que es muy preciso para su época y el autor afirmó que se basó en unos perdidos mapas, supuestamente, dibujados por Cristóbal Colón.
En la Era de los Descubrimientos, Magallanes o Vasco da Gama encontraron su mejor aliado en los mapas. Éstos ayudaban a cruzar los océanos, pero a medida que lo hacían, iban plasmando su visión del "Nuevo Mundo" en mapas para ayudar en la planificación de futuras expediciones.
El mapa de Juan de la Costa de 1500 es considerado el primero que incluye una representación de América.