En unos pocos años
Neuralink se ha convertido en uno de los pesos pesados en el sector de los implantes cerebrales y los interfaces cerebro-ordenador (BCI). Sin embargo este ascenso tiene algunos matices que convierten esta aparente revolución en una sencilla (pero relevante) evolución.
Neuralink surgió hace casi ocho años, uno de los ya entonces numerosos proyectos del magnate sudafricano
Elon Musk. Por aquel entonces el concepto de BCI ya contaba con más de una década, pero la industria todavía estaba en pañales.
Hoy en día no solo contamos con interfaces que nos permiten controlar herramientas digitales con nuestro cerebro, además contamos con implantes cerebrales que cumplen como interfaces en los cerebros de un puñado de personas, participantes en distintos experimentos.
Una de ellas, el participante en el primer ensayo clínico de
Neuralink. El implante fue anunciado en enero y el mes pasado pudimos conocer algunos detalles más sobre su estado y sus primeras experiencias con el implante.
Synchron quiere aumentar su ventaja con
Neuralink en la carrera por los chips cerebrales. Con un ensayo clínico masivo
Sin embargo el participante ni es el único en recibir un implante a modo de BCI ni es siquiera el primero. La noticia del origen de los ensayos clínicos en humanos fue realizado por Synchron hace ya unos años.