A pesar de que los Estados Unidos han sido tradicionalmente uno de los países desarrollados más refractarios al desarrollo del vehículo eléctrico, las cifras dicen que 1,2 millones de estadounidenses adquirieron un vehículo eléctrico durante el año 2023, una cifra récord, y algunos estudios afirman que uno de cada dos conductores están pensando comprar un vehículo eléctrico en los dos siguientes años.
Las cifras, en cualquier caso, son muy interpretables, como lo es la realidad de un país muy grande y con un contraste brutal entre sus costas y su zona central, los llamados deep USA. Mientras la Secretaria de Estado de Energía, Jennifer Granholm, afirma desde Washington que está segura de que más y más norteamericanos van a enamorarse de los vehículos eléctricos, muchos otros conductores, particularmente en zonas rurales, afirman que no les generan ningún interés.
Y mientras las ventas de eléctricos siguen aumentando, la instalación de cargadores, tras cuantiosas inversiones gubernamentales, además siguen el mismo curso: según Pew Research Center, el 64% de los norteamericanos ya viven a menos de dos millas de una de las más de 61,000 estaciones de carga pública registradas en febrero de este año, con planes de que llegue a haber un mínimo de cuatro cargadores velozes cara cincuenta millas en las carreteras del Interstate Highway System.