Algo que muchos suelen echar en cara a WWE y otras compañías de wrestling es que es algo falso, quitando por el camino cualquier tipo de valor que pueda tener este entretenimiento deportivo. Eso es algo que quizá pudo tener sentido hace muchos años, especialmente cuando todo el mundo empezó a asimilar que los resultados de cada combate quedaban establecidos de antemano, pero ahora mismo es un argumento totalmente vacío, y la visita de
Smackdown a España este viernes 14 de marzo de la mano de Netflix ha sido una nueva demostración de ello.
No quiero recurrir a las comparaciones fácil entre estos shows y una serie de televisión, ya que lo que durante muchos años conocimos en España bajo el nombre de 'Pressing Catch' es algo sencillamente único. Sí, hay otras compañías que han hecho cosas parecidas a WWE a lo largo de los años, pero no hay ninguna que haya llegado a replicar de forma consistente y continuada lo que ofrecen al público.
Por mi parte ya había acudido a un par de shows celebrados en Madrid hace bastantes años -recuerdo con especial cariño la entrada del ya tristemente fallecido Bray Wyatt en Movistar Arena-, quedando bastante satisfecho con la experiencia. Pero lo de esta noche es algo que no ha sido histórico solamente por la gran curiosidad de que se trata del primer episodio de
Smackdown, un show que lleva emitiéndose de forma ininterrumpida desde 1999, que tiene lugar en España.