Ya han pasado unos cuantos días desde que la vi y aún no he conseguido quitármela de la cabeza. 'The Monkey', a pesar de enfrentarse al altísimo listón marcado por el último trabajo de su director, que nos enamoró a muchos con la fantástica 'Longlegs' hace unos cuantos meses, se ha ganado un hueco enorme en mi corazón gracias a su festival de sangre, cachondeo sin filtros y una mala leche increíble.
Pero ojo, porque lo nuevo de Osgood Perkins podría haber sido bastante diferente si los permanentemente inescrutables vías de la propiedad intelectual no hubiesen hecho acto de presencia. Y es que, que el primate titular sea un tamborilero es una reacción creativa a la imposibilidad de utilizar el diseño original del juguete en el que se basa.
Es posible que, cuando viste por primera vez el material promocional de 'The Monkey' o, directamente, el film el imaginario popular arraigado en tu cerebro te hiciese pensar que algo estaba fuera de lugar. Si es así, porque el simio de Perkins está inspirado en el conocido como Musical Jolly Chimp, un monete a cuerda que no golpeaba un parche con sus baquetas, sino que tocaba dos platillos mientras sonreía y meneaba la cabeza.
30 años de una de las mejores adaptaciones de
Stephen King.