Pasear por el campo es una bonita afición. Haces deporte al aire libre, respiras aire fresco, puedes localizar unas setas, espárragos y hasta
diamantes. Bueno, esto último si tienes mucha suerte o si estás de paseo por el 'Crater de los diamantes', una zona muy especial de un
Parque Estatal de Estados Unidos que promete que, si lo visitas, encontrarás un diamante. Y además te lo puedes llevar a casa.
Aunque viendo el precio de los espárragos, quizá es hasta mejor que encontrar un diamante. Y mucho más rico.
'Arkánsame' ese diamante. La historia comienza en 1906. John Huddlestone fue un granjero que tenía un terreno en una pequeña ciudad rural de Arkansas. No sabía que su propiedad estaba sobre una chimenea volcánica, pero resulta que sí, y no una cualquiera, sino con lamproíta. Es una roca de la que se pueden extraer
diamantes. Resulta que un día se encontró dos minerales y, al examinarlos, resulta que se trataba de dos
diamantes.
Los rumores de que había
diamantes se extendieron y la zona se llenó de curiosos buscando suerte, pero resulta que los
diamantes se encontraban en unos terrenos en concreto. Parte pertenecía a John, siendo otra parte propiedad de un tal M.M. Mauney. Resulta que la Arkansas Diamond Company compró la parte de John, pero a Mauney no le apetecía vender.
Mentalidad de tiburón.