Si por algo está siendo sorprendente la World Robot Conference que se está desarrollando esta semana en
Beijing es por la gran cantidad de compañías chinas, que están presentando robots humanoides del estilo del
Optimus de
Tesla y otros, diseñados para sustituir el trabajo de personas en fábricas y almacenes.
Un progreso que resulta a todas luces sorprendente: mientras en el mundo occidental aún rivalizan unas pocas compañías con robots aún en fases relativamente experimentales, en China nos encontramos una gran cantidad de compañías y, además, trabajando la mayoría de ellas con tecnología china, supuestamente más limitada debido a las restricciones planteadas por los Estados Unidos.
La gran realidad es que la falta de acceso a los chips más potentes del mercado está estimulando a los fabricantes chinos o bien a acceder a ellos a través de proveedores de computación en nube para algunas tareas como el entrenamiento de sus algoritmos, o bien, cuando se trata de integrarlos en hardware como en el caso de la robótica, a hacer más con menos, es decir, a escribir código más eficiente para obtener LLMs que permitan hacer frente al número más restringido de ciclos de entrenamiento que conlleva el uso de semiconductores menos sofisticados. Otras compañías están dedicándose a construir modelos más pequeños y especializados, o bien empleando métodos de entrenamiento que requieren menos tiempo y energía.