A menudo los que visitan un parque de
atracciones lo hacen en búsqueda de adrenalina, claro que en ningún momento se contempla poner realmente en riesgo la integridad física. Durante casi dos décadas en Estados Unidos, había un parque tan infame que sus historias sugerían exactamente eso.
Abierto en Nueva Jersey en 1978,
Action Park fue un lugar donde la búsqueda de adrenalina tenía consecuencias tangibles. De dientes rotos y contusiones a incluso la muerte de algunos jóvenes, el parque dejó pronto de ser cosa de risa, y
visitarlo era una mezcla entre imprudencia y puro morbo, con muchas leyendas urbanas que poblaban el lugar.
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La razón principal de este desastre tienen nombre y apellido: Eugene Mulvihill. El fundador de
Action Park no tenía ni conocimiento ni interés de cómo hacer un buen parque de
atracciones. Anteriormente un corredor de bolsa sin muchos escrípulos, creyó localizar un chollo cuando adquirió los terrenos para una zona de ski en Vernon, y pensó que podría multiplicar sus ingresos si creaba además un lugar de ocio veraniego. Y qué mejor opción que un parque acuático.
El resultado fue un lugar de ocio que estaba hecho desafiando por completo cualquier medida de seguridad razonable.