Traducir es algo que pueden hacer muchos tipos de software, pero pocos lo hacen verdaderamente bien. De hecho y sin ir más lejos, es una de las tareas que mejor se le da a la
Inteligencia Artificial, cuyo máximo exponente,
ChatGPT, se ha convertido en un serio rival de traductores al uso. ¿Que cómo lo sé? Porque ya los puse a prueba para descubrir quién era el mejor. Por eso cuando leí que había un nuevo traductor que aseguraba traducciones de más calidad que
Google Translate y
DeepL, no me lo pensé dos veces: los he enfrenado contra Kagi.
El traductor de Google y
DeepL no necesitan presentaciones, pero Kagi sí: como explican en su blog, es un traductor que usa una combinación de grandes modelos de lenguaje por IA accesible para 244 idiomas que promete no solo más calidad en su labor, sino también no trackear nuestra tarea y ser gratis. Así que dicho y hecho: los hemos enfrentado a los tres a ver si cumple lo que promete.
Un buen traductor hace mucho más que limitarse a pasar de un idioma a otro una frase y por eso vamos a marcar ciertos mínimos y expectativas. La mejor traducción posible no se queda en alternar idiomas, sino en transferir el significado sin perder significado ni matices.
Aquí entran factores como el tono, connotaciones culturales o el contexto. La carrera se llama traducción e interpretación por algo y no es fácil, ni para humanos ni para máquinas.