Lo primero que debemos saber es que al comprar
zanahorias es destacado  prestar atención a la estructura de las mismas, es decir, intentar elegir  ejemplares que vienen sueltos y no en un embalaje de plástico.
Si compramos una bolsa con
zanahorias en su interior lo mejor es retirarlas de la misma lo antes posible para evitar la acumulación de humedad, y por lo tanto la formación de moho y el deterioro de la hortaliza.
Por otro lado, es necesario prestar atención a los ejemplares que elegimos  intentando optar por aquellos que estén lo más sanos o menos lesionados posibles, ya que en los sitios dañados pueden penetrar fácilmente el  microorganismos y hongos.
La zanahoria debe conservarse entera en el compartimiento vegetal de la nevera hasta el momento de su consumo, siendo recomendable cortar las hojas de la misma (si las tuviese) para evitar que estas propicien la humedad en el vegetal.
Además es posible
conservar las
zanahorias en un recipiente hermético con agua fría, adecuadamente refrigerado y tapado, debiendo para ello cambiar cada dos o tres días el agua en el cual se conservan.