Correr es una adicción para muchas personas, pero una odisea para otras. Este segundo grupo que parece estar alejado del amor por el
running, realmente se siente genial cuando siente el viento en la cara y en ese momento de ducha luego del ejercicio. El problema es que cuesta arrancar y lo tomamos como un castigo, razón por la cual mucha gente incluso odia
correr, aunque es una relación de amor-odio. Estas son algunas estrategias para intentar engañar a tu
cerebro para salir a
correr aunque no tengas ganas o incluso lo odies.
Seguramente conoces la historia de 'el perro de Pavlov' que permanentemente se utiliza para hablar del condicionamiento clásico. En muy resumidas cuentas, un perro babea cuando anticipa que va a llegar una recompensa, es decir, tiene una reacción a un premio que aún no ha llegado.
Nosotros podemos usar ese condicionamiento clásico para darle a nuestro
cerebro una recompensa en ese momento en el que dudamos si salir a
correr o no. Imagina que estás enganchado a un podcast o disfrutas mucho de un grupo de música, lo que sea.
Lo que harás será prohibirte escuchar ese podcast o música, salvo en los momentos en los que salgas a
correr. Existen infinidad de opciones de recompensa durante o a continuación de salir a
correr. Si tienes una cinta de
correr en casa, puedes ver tu serie favorita única y exclusivamente en ese momento.