OpenAI nació como una entidad sin ánimo de lucro, con el único propósito de desarrollar tecnologías avanzadas que pudieran beneficiar a la sociedad en su conjunto. No obstante, la alta demanda de recursos financieros para el desarrollo de modelos de IA y el interés creciente de inversores externos, como
Microsoft, han empujado a los líderes de la compañía a replantear su estructura.
Un giro notable que se pone sobre la mesa en un momento de inestabilidad dentro de
OpenAI, tras la partida de varios altos ejecutivos que deja a Sam
Altman y a Wojciech Zaremba como los únicos miembros del equipo fundador que aún permanecen en
OpenAI.
Pero ahora
OpenAI no sólo está evaluando convertirse en una corporación con fines de lucro, sino que estudia la posibilidad de otorgar por primera vez a su CEO, Sam
Altman, una participación directa en el accionariado de
OpenAI (el 7% en la compañía, concretamente).
"Sam
Altman además recibirá acciones por primera vez en la compañía con fines de lucro, que podría valer 150,000 millones de dólares luego de la reestructuración, ya que además intenta eliminar el límite a los retornos para los inversores".
Hace sólo unos meses, Sam
Altman presumía en un popular podcast de haber adoptado una posición inusual con respecto al enriquecimiento personal: a diferencia de muchos de sus colegas de Silicon Valley,
Altman declaraba públicamente que no estaba interesado en acumular más riqueza de la que ya poseía.