En 2014,
Zeynab Gamieldien, contribuidora del medio
The Guardian, vivió una experiencia singular durante un viaje a
Sudáfrica. Antes de comenzar su primer trabajo como graduada, Zeynab decidió regalarse unas vacaciones en el país de origen de sus padres. Sin embargo, el inicio de su aventura se vio empañado por un descuido: perdió su
Kindle en un vuelo de 14 horas entre Sídney y
Johannesburgo. El dispositivo, que había sido su amigo constante y contenía una cuidada selección de libros, quedó olvidado en el bolsillo del asiento delantero.
A pesar del infortunio, Zeynab decidió no dejar que el incidente arruinara su viaje.
Sudáfrica tenía un significado especial para ella: aunque no había nacido allí, era la tierra natal de sus padres, un lugar que le resultaba al mismo tiempo raro y familiar. Pocos días después de llegar a Ciudad del Cabo, recibió una notificación inesperada en su teléfono: alguien había intentado enviar un archivo a su cuenta de
Kindle. Intrigada, investigó el correo electrónico del remitente y descubrió que pertenecía a un joven de Pakistán. Sorprendida, reflexionó sobre cómo su dispositivo había acabado en manos de alguien que además estaba lejos de su lugar de origen.
Zeynab decidió enviarle un correo electrónico al joven, preguntándole si había encontrado su
Kindle y, en caso afirmativo, si podría devolvérselo. La respuesta llegó casi de inmediato.