Es otro de esos eventos que me gusta recoger como símbolos de un cambio de era,
Nvidia va a incorporarse al índice
Dow Jones Industrial Average, algo muy razonable si consideramos la evolución de la compañía. Pero además, lo va a hacer sustituyendo a otra compañía que estaba hasta ahora en el índice y de la que hemos hablado muy recientemente:
Intel.
¿De qué estamos hablando? Básicamente, del momento en el que la estrella de los ordenadores personales, tras no ser capaz de sostener su nivel de innovación y quedarse completamente estancada en ese ámbito a pesar de la brillantez de muchos de sus directivos, es desplazada por la pujanza de una compañía que llevaba mucho tiempo esperando su momento, y que simboliza otra forma completamente diferente de entender la computación, básicamente centrada en la inteligencia artificial, la nube y las GPUs. Una economía diferente, del mismo modo que en su momento todas las compañías pasaron a apoyarse en internet.
Entrar en uno de los grandes índices bursátiles es muy relevante para una compañía porque suele implicar un beneficio inmediato: que todos los fondos que utilizan ese índice como referencia pasan a posicionarse comprando títulos de esa compañía para mantener una composición parecida a la del índice. Eso suele desencadenar un gran interés por el valor, que en consecuencia, tiende generalmente a subir.