Parece que fue ayer y ya hace más de dos años que
OpenAI lanzó
ChatGPT para todo el mundo marcando un antes y un después en la tecnología. Y eso es solo el comienzo: la meta de
OpenAI es alcanzar la
Inteligencia Artificial General o AGI y ya están muy cerca de lograrlo, o eso dicen: no hay más que ver cómo razona o1. En pocas palabras, cada vez la inteligencia artificial se parece mas al cerebro de una persona en cuanto a capacidad y funcionamiento, si bien será cuestión de tiempo que lo supere.
Sin embargo y desde un punto de vista más mundano y práctico, además ha llovido mucho desde ese despliegue generalizado: nuevas versiones de GPT como GPT -4 o GPT-40, la llegada de Gemini de Google como máximo exponente de la competencia de
ChatGPT, entre otros. Y si acostumbras a usar la IA, sabrás que sus resultados se han ido depurando y mejorando, que cada vez es más rápida y admite más formatos (la ventaja de lo multimodal), la conexión a internet... y hace auténticas maravillas si sabes qué prompt escribirle.
Pero además hay trucos para conseguir mejores resultados. Porque como las personas, la IA funciona mejor si apelamos a las emociones. La inteligencia artificial va camino de ser cada vez más humana y conforme más experimentamos con ella, más lo constatamos.