Durante años e incluso décadas, ha persistido la concepción de que es
necesario provocar la ruptura de las
fibras musculares para estimular su reparación y, en consecuencia, promover su crecimiento. Aunque es cierto que las
fibras necesitan ciertos estímulos para adaptarse y fortalecerse, no es imperativo perseguir su ruptura en el proceso.
Dicho esto, en este artículo vamos a tratar de explicar el mecanismo del crecimiento muscular y por qué no es
necesario romper las
fibras para lograrlo.
La estimulación del crecimiento muscular implica una interacción compleja de varios factores clave. En el proceso de desarrollo muscular, la síntesis de nuevas proteínas
musculares y el crecimiento de los tejidos se desatan principalmente por la aplicación de tensión mecánica durante las sesiones de entrenamiento.Â
Al someter a los músculos a una carga o resistencia, se desencadenan microlesiones en las
fibras musculares, iniciando así una respuesta adaptativa en el cuerpo. Las células satélite, entran en acción para reparar y regenerar las
fibras dañadas, promoviendo así el crecimiento muscular a largo plazo. De esta manera, cuando hablamos de daño muscular lo hacemos más bien a un nivel microscópico y no debe ser el objetivo final que debemos buscar cuando entrenamos ya que un exceso de daño va a implicar que nuestro cuerpo invierta recursos en reparar ese daño y no en desarrollar nuevo tejido muscular.