Cada vez que caminamos activamos el tríceps sural, lo que hace que sea muy diferente el estímulo que recibe al que producimos cuando entrenamos por ejemplo la espalda, que solamente se activa cuando hacemos tracciones como abrir una puerta algo pesada o similares.
El resultado es que las pantorrillas están más que acostumbradas al volumen, lo que hace necesario darle una mayor prioridad y esfuerzo a este grupo muscular.